HORA GUADALUPANA

Una hora con la Virgen en Desagravio, Reparación y Acción de Gracias

Hermosa devoción dedicada todos los días 12 de cada mes en honor a la Reina de México. Una Hora Guadalupana en Desagravio, Reparación y Acción de Gracias, en la cual se reza el Santo Rosario, diversas oraciones, cantos guadalupanos y un relato general de sus Apariciones.

Por su contenido y belleza, ha sido de gran agrado entre los Sacerdotes y los feligreses de las parroquias. Hoy en día se reza en centenas de lugares, no solo de la Zona Metropolitana de Guadalajara, sino en municipios del interior del estado, en otras entidades del país e incluso en Naciones del extranjero.

La Hora Guadalupana está presente en decenas de parroquias de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Tlajomulco, El Salto, Zapotlanejo, Jocotepec e Ixtlahuacán del Río. También, en los estados de Sinaloa, Coahuila, Veracruz, Morelos, Estado de México y Guerrero; y su devoción rebasó fronteras, al rezarse en Honduras, Venezuela, Colombia y Estados Unidos, entre otros lugares.

Sin duda alguna, estos sesenta minutos que se pasan frente a la Imagen de la Santísima Virgen María de Guadalupe resultan de gran agrado a la Reina del Cielo ya que es una muestra de gratitud y de homenaje a Nuestra Madre.

"Tú eres la gloria de nuestro pueblo. Pediste un templo y te ofrecimos millares. Nos llamas "Hijitos míos muy queridos" y nosotros aceptando tan dulce título, que nos conmueve hasta las lágrimas, queremos llamarte "Reina, Nuestra Madre", y ser no solo tus vasallos fieles y tus hijos amantísimos, sino también sus humildísimos esclavos", se reza en una parte del manual.

Entre misterio y misterio del Santo Rosario, el canto guadalupano va acompañado de ofrecimiento de rosas y flores como una muestra del gran aprecio y respeto que tenemos hacia Ella.

Una de las ventajas de esta hermosa devoción es que no solo se puede hacer los días 12 de cada mes, sino que es recomendable cualquier día, en la parroquia, en el barrio, en la colonia, en la casa, en familia, aumentando así las gracias y bendiciones de la Virgen a quienes así la recen.

Como ejemplo, reproducimos aquí la Oración de Ofrecimiento y la Consagración a Santa María de Guadalupe.

La Hora Guadalupana la puedes obtener en versión PDF para su impresión.

"Tú eres la gloria de nuestro pueblo. Pediste un templo y te ofrecimos millares. Nos llamas "Hijitos míos muy queridos" y nosotros aceptando tan dulce título, que nos conmueve hasta las lágrimas, queremos llamarte "Reina, Nuestra Madre", y ser no solo tus vasallos fieles y tus hijos amantísimos, sino también sus humildísimos esclavos".
Hoy en día se reza en centenas de lugares, no solo de la Zona Metropolitana de Guadalajara, sino en municipios del interior del estado, en otras entidades del país e incluso en Naciones del extranjero.

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO

Santa María de Guadalupe, Reina de México y Emperatriz de América, medianera, refugio, auxilio y consuelo nuestro. Hoy estamos ante Tí, postrados, como una muestra del respeto y del amor que te profesamos. Te pedimos, nos ganes, las gracias suficientes de Nuestro Señor Jesucristo, para la salvación de nuestra alma. También, te pedimos por la unión de nuestras familias, por el bienestar de nuestra colonia, por la salud de nuestros enfermos; que alivies nuestras penas, socorras nuestras necesidades, conserves nuestra fe, salves nuestra Patria, corrijas nuestros yerros, que mandes la paz a nuestros hogares, y que, en fin, hagas ligera nuestra carga, para que con cristiana resignación podamos llegar al fin de nuestra vida, seguros de que así como ahora te tenemos por Madre aquí en la tierra, así estarás también a nuestro lado intercediendo por nosotros a la hora de nuestro juicio, ante tu Hijo Santísimo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén

CONSAGRACIÓN A SANTA MARÍA DE GUADALUPE

¡Oh, Virgen Santísima de Guadalupe! amadísima Madre y Señora nuestra, que te dignaste fijar en esta Nación esos tus ojos misericordiosos y escogerla como herencia tuya.

¿Qué pudo moverte a descender desde los Cielos hasta nuestro árido Tepeyac, sino el singular amor que nos tienes y la inmensa miseria nuestra? ¡Gracias Señora! Que los ángeles te alaben por tan insigne favor, que las naciones todas te bendigan y que México, postrado a tus plantas, te aclame a voz en cuello: Tú eres la gloria de nuestro pueblo. Pediste un templo y te ofrecemos millares, nos llamas "Hijitos míos muy queridos" y nosotros aceptando tan dulce título, que nos conmueve hasta las lágrimas, queremos llamarte "Reina, Nuestra Madre", y ser, no sólo tus vasallos fieles y tus hijos amantísimos, sino también tus humildísimos esclavos. Manda, pues, altísima Señora que estamos prontos a obedecerte. Reina en nuestras almas y eleva tu trono en nuestros corazones; reina en nuestros hogares y líbranos de todo mal; protege a la Iglesia y hazla gloriosa y libre; vela sobre nuestra Nación, feliz a pesar de todo porque la amas, y otórgale siempre la paz. Perdona a los hijos ingratos y prevaricadores, robustece la fe de los que te aclaman e invocan; concédenos, en fin, que formando tu corte aquí en la tierra vayamos a cantar contigo las alabanzas eternas ante el trono de Dios. Amén