PRINCIPIOS DE MÉXICO GUADALUPANO
Antes que la tentación de la flaqueza humana y las vanidades del mundo nos hagan perder el rumbo y nos desvíen del verdadero y recto propósito que dio origen a México Guadalupano, y que no es otro sino el de propagar y defender el honor de Nuestra Señora de Guadalupe, es preciso establecer los principios que han de regular nuestras actividades y nuestra pertenencia a esta Asociación:

- Ante todo, he de tener siempre presente que nuestro fin y nuestro ideal es glorificar a Santa María de Guadalupe y defender su honor, hoy gravemente ofendido.
- Nuestra intención debe ser tan limpia y tan pura como la misma Virgen María, a quien servimos; es decir, no debe haber ningún otro interés que manche nuestro ideal y que ponga en riesgo los fines que perseguimos.
- He de estar convencido de que no hay cosa más vil y despreciable que utilizar la religión y el nombre Purísimo de María para fines políticos o ventajas personales.
- Asimismo, debo estar dispuesto a sacrificar cualquier interés personal, aún la propia vida, cuando el honor de Nuestra reina así lo reclame.
- Nuestra Asociación es de carácter laical y civil, porque es en la sociedad donde desarrollaremos nuestro celo y amor por la Virgen de Guadalupe.
- He de procurar honrar a mi Reina, llevando una vida honesta y ser buen ejemplo para mis hermanos, practicando la caridad.
- He de procurar, además de conocer, sentir una profunda admiración y gratitud por los misterios obrados en el cerro del Tepeyac.
- He de procurar desterrar de mi corazón toda ambición y soberbia para merecer, como Juan Diego, ser llamado por María: "Mi hijo muy amado".
- Amar con todo mi corazón la bendita imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, y sentirnos honrados por esta predilección; el habernos dejado el más vivo hermoso retrato suyo, que constituye el más valioso tesoro de nuestra nación.
- Procuraré que todos mis hermanos mexicanos la conozcan y la amen porque es nuestra Madre y nuestra Reina. Recordaré aquella promesa de María: "Quien me dé a conocer tendrá la vida eterna".
- Lucharé incansablemente por desterrar de este suelo guadalupano toda plaga moral que atente contra el espíritu de Nuestra Reina.
- He de honrar a mi Reina con mi boca y con mi corazón, rezándole diariamente el Santo Rosario o, al menos, mañana y noche tres Avemarías.