PRINCIPIOS DE MÉXICO GUADALUPANO

La Virgen de Guadalupe es nuestra Salud, Refugio, Consuelo y Esperanza

Todo católico sincero sabe que Nuestra Señora de Guadalupe trajo a México la Fe, la salud, la paz y el progreso. Sus benditas Apariciones en 1531 detuvieron los sacrificios humanos, facilitaron a los Misioneros la conversión de nuestros antepasados y fue la razón de la unión de los diversos pueblos en una sola y gran Nación.

Ella es la Virgen que forjó nuestra Patria. Hoy, como hace casi 500 años, sigue siendo nuestra salud, nuestro refugio, nuestro consuelo y nuestra esperanza.

Creemos que el alejamiento y olvido de la devoción a Santa María de Guadalupe son la causa del enfriamiento de la caridad y del desinterés por la práctica de la religión y la pérdida de los valores morales.

Desgraciadamente, hay también quien no cree en Ella, y no solo eso, sino que la niega, la rechaza y, a veces, hasta la ataca. Por estos motivos es que los sacrificios humanos han regresado, tal como lo demuestra el alto índice de asesinatos dolosos por el crimen organizado y la práctica del aborto.

Hemos visto, con sorpresa, cómo se convoca a actos de apostasía masiva, renegando de la fe y anulando el Acta de Bautismo.

Urge volver al regazo de María, al hueco de sus manos. Urge recuperar esta nación para Santa María de Guadalupe. Urge encender, de nuevo, los corazones. Urge resarcir la honra y gloria de Nuestra Señora. Debemos hacer que todos la conozcan, que todos la amen.

El Proyecto Global de Pastoral, producido por la Conferencia Episcopal Mexicana, contempla la promoción de múltiples eventos encaminados a preparar la conciencia de los católicos para conmemorar, lo más dignamente posible, la predilección que María Santísima tuvo para con nosotros, y en esta labor todos estamos comprometidos, Pastores y ovejas, Jerarquía Eclesiástica y nosotros como laicos.

Todos tenemos que trabajar para que cada día Nuestra Señora sea más conocida, más amada, más honrada y más respetada para que festejemos como es debido tan grande acontecimiento del 500 Aniversario de sus benditas Apariciones.

La misericordia que Dios tuvo para con nosotros al dejarnos a su Madre, en la persona de San Juan al pie de la Cruz, esa misma misericordia del Gólgota se confirma en el Tepeyac, esta vez en la persona de otro Juan, Juan Diego.

Estamos a pocos años de conmemorar su portentosa y maravillosa Aparición. Pidamos a la Santísima Virgen María de Guadalupe nos alcance la gracia de llegar a ese momento; así como también a la celebración de otro mayor acontecimiento: Los 2,000 años de la Redención de Nuestro Señor Jesucristo, en el año 2033.

¡Viva Santa María de Guadalupe!

¡Viva Cristo Rey!

Urge volver al regazo de María, al hueco de sus manos. Urge recuperar esta nación para Santa María de Guadalupe. Urge encender, de nuevo, los corazones. Urge resarcir la honra y gloria de Nuestra Señora. Debemos hacer que todos la conozcan, que todos la amen.

Antes que la tentación de la flaqueza humana y las vanidades del mundo nos hagan perder el rumbo y nos desvíen del verdadero y recto propósito que dio origen a México Guadalupano, y que no es otro sino el de propagar y defender el honor de Nuestra Señora de Guadalupe, es preciso establecer los principios que han de regular nuestras actividades y nuestra pertenencia a esta Asociación:

  1. Ante todo, he de tener siempre presente que nuestro fin y nuestro ideal es glorificar a Santa María de Guadalupe y defender su honor, hoy gravemente ofendido.
  2. Nuestra intención debe ser tan limpia y tan pura como la misma Virgen María, a quien servimos; es decir, no debe haber ningún otro interés que manche nuestro ideal y que ponga en riesgo los fines que perseguimos.
  3. He de estar convencido de que no hay cosa más vil y despreciable que utilizar la religión y el nombre Purísimo de María para fines políticos o ventajas personales. 
  4. Asimismo, debo estar dispuesto a sacrificar cualquier interés personal, aún la propia vida, cuando el honor de Nuestra reina así lo reclame.
  5. Nuestra Asociación es de carácter laical y civil, porque es en la sociedad donde desarrollaremos nuestro celo y amor por la Virgen de Guadalupe.
  6. He de procurar honrar a mi Reina, llevando una vida honesta y ser buen ejemplo para mis hermanos, practicando la caridad.
  7. He de procurar, además de conocer, sentir una profunda admiración y gratitud por los misterios obrados en el cerro del Tepeyac.
  8. He de procurar desterrar de mi corazón toda ambición y soberbia para merecer, como Juan Diego, ser llamado por María: "Mi hijo muy amado".
  9. Amar con todo mi corazón la bendita Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, y sentirnos honrados por esta predilección; el habernos dejado el más vivo hermoso retrato suyo, que constituye el más valioso tesoro de nuestra nación.
  10. Procuraré que todos mis hermanos mexicanos la conozcan y la amen porque es nuestra Madre y nuestra Reina. Recordaré aquella promesa de María: "Quien me dé a conocer tendrá la vida eterna". 
  11. Lucharé incansablemente por desterrar de este suelo guadalupano toda plaga moral que atente contra el espíritu de Nuestra Reina.
  12. He de honrar a mi Reina con mi boca y con mi corazón, rezándole diariamente el Santo Rosario o, al menos, mañana y noche tres Avemarías.