VISITA A LA BASÍLICA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Inmensa alegría al estar frente a la Santísima Imagen 

Posterior a la magna celebración de la Santísima Virgen María de Guadalupe el día 12 de diciembre, se programa una visita a la Basílica de Nuestra Señora, con sede en la Ciudad de México.

La visita se realiza mediante la contratación de un camión, o los que se requieran, y regularmente comprende un período de tres a cuatro días.

En la Insigne Basílica de Guadalupe se efectúa un recorrido guiado del caminar de Juan Diego a la Reina de México y se recuerda los momentos gloriosos de las Apariciones en el Cerrito del Tepeyac.

El evento culminante se da cuando se ingresa a la Basílica y se está frente a la portentosa Imagen de la Virgen en el Ayate de Juan Diego, la misma que se quedó estampada aquel 12 de diciembre de 1531.

Es la misma Imagen que deslumbró por su belleza al Primer Obispo de la Ciudad de México, Fray Juan de Zumárraga, una vez que Juan Diego extendió su tilma, cayendo las rosas y dándose inmediatamente el Milagro Guadalupano, una obra que no fue pintada por manos humanas, sino que es totalmente divina.

Su Imagen nos lleva a recordad la frase de: "Non fecit taliter omni nationi", que traducida es: No hizo cosa igual con las demás naciones, que pronunció el Papa Benedicto XIV cuando vio una pintura que fue copia de la original, para después emitir una Bula el 15 de marzo de 1754, donde aprobó el título de Santísima Virgen María de Guadalupe, Patrona Principal de la nación mexicana.

Es la misma Imagen que fue coronada solemnemente en nombre de su Santidad León XIII en 1895; la que San Pío X declaró Patrona de toda la América Latina en 1910; y la que su Santidad Pío XII la llamó Emperatriz de América en 1931, entre otros muchos honores hacia Ella.

Es la misma Imagen que ha sido más coronada no sólo en su Sagrado Original, sino también en sus reproducciones, como la coronación que hizo en la ciudad de Roma el Papa Benedicto XV, amén de muchos otros Papas que también la han honrado con gran majestad.

El evento culminante se da cuando se ingresa a la Basílica y se está frente a la portentosa Imagen de la Virgen en el Ayate de Juan Diego, la misma que se quedó estampada aquel 12 de diciembre de 1531.
Es la misma Imagen que deslumbró por su belleza al Primer Obispo de la Ciudad de México, Fray Juan de Zumárraga, una vez que Juan Diego extendió su tilma, cayendo las rosas y dándose inmediatamente el Milagro Guadalupano, una obra que no fue pintada por manos humanas, sino que es totalmente divina.